jueves, 2 de julio de 2009

LA LEY DE EDUCACIÓN DE CATALUÑA

Ayer se aprobó la Ley de Educación de Cataluña en el Parlament. Miembros de UPyD, conjuntamente con otras asociaciones cívicas y fuerzas políticas, se manifestaron frente a las puertas del edificio parlamentario en contra de la aprobación de dicha normativa.
La LEC nace con espíritu de formar país. Se la ha dotado de un articulado tendente a disminuir las horas de enseñanza en el idioma castellano y a potenciar la utilización del catalán en el ámbito escolar.
Ahora bien, ¿esa ley garantiza a los ciudadanos residentes en Cataluña una mejor calidad de la enseñanza?
¿Garantiza a las personas el respeto a su idioma materno? ¿Protege los derechos de los ciudadanos amparados en la carta de los derechos del hombre y recogidos por el articulado de la Constitución Española?
Son cuestiones estas de vital importancia para las personas, porque son éstas las que tienen derechos y no las lenguas.
En Cataluña vivimos dentro del perímetro de una comunidad autónoma bilingüe y desde todos los ámbitos se debe respetar el derecho de que todo ciudadano se exprese, en cualquier lugar público o privado, en la lengua en que más cómodo y seguro se sienta al comunicarse con los demás, en la lengua materna que cada uno llevamos dentro y que nos ha sido transmitida por nuestros padres desde la más tierna infancia.
La Ley de Educación de Cataluña, no representa un peligro para la existencia del castellano. Se está demostrando que la lengua que une España con otros Estados iberoamericanos, se está extendiendo a países del resto del orbe que nada tienen que ver con nuestras raíces comunes, pero cuyos ciudadanos sienten la necesidad de comunicarse en un idioma que cada vez hablan más millones de personas.
Ya hay centros de enseñanza donde se enseña el castellano conjuntamente con el inglés en Estados Unidos. Y hay una prueba palpable de la pujanza del castellano a nivel mundial con la celebración del día del español. Y, en ese punto, le damos la razón al Presidente Zapatero cuando afirma que la fuerza de la lengua española es imparable.
No obstante, se equivoca al negar que se intente arrinconar el uso del castellano.
El problema de la ley (LEC), es que coarta derechos a las personas y eso sí que es una mutilación grave del sistema democrático. Recortar libertades a los ciudadanos, infringir derechos, crear discriminación y no fomentar la igualdad de oportunidades de las personas no deben ser las bases sobre las que se desarrolle una ley.

María Brosed Flores

No hay comentarios:

Publicar un comentario