La vicepresidenta económica Elena Salgado acaba de manifestar algo de una enorme trascendencia. Ha declarado textualmente: “La mejora económica no es ya solo un discurso del Gobierno sino una percepción general que se va extendiendo por la sociedad” ¿Cual ha sido la raíz de tan optimista percepción por parte de la señora Ministra? Pues ni mas ni menos que el recorrido entre el Ministerio y La Moncloa
-Benito ¿Has visto lo que yo he visto?-¿A que se refiere Señora Ministra?-Me refiero aquellos obreros que cruzaban el paso de peatones ¿No te ha parecido que caminaban con un aire más optimista? -Si… puede ser, Señora Ministra-Desde que hemos salido del Ministerio voy mirando a la gente por la calle y la noto como mas alegre… mas relajada. No corras tanto que quiero examinar la expresión de los transeúntes - Lo que usted diga Señora Ministra…- Por lo que voy observando tengo la impresión que entre los ciudadanos de a pie ya se extiende la sensación de mejoría económica -Bueno, pues mucho mejor ¿No? -¡Estoy segura! Estoy tan segura que lo voy a comunicar rápidamente a los medios porque una noticia de esta naturaleza no puede esperar
Y así lo ha hecho. Después unas declaraciones tan convincentes, está claro que la señora Ministra ha dado un giro imprevisto al complejo mundo del análisis económico. Ha hecho añicos la historia de la metódica racional saltándose los asépticos datos del paro o el déficit público y entrando de lleno en el terreno metafísico de las percepciones ambientales. En definitiva, la insigne caballera ha dejado muy claro que para capitanear el Ministerio de Economía ya no hace falta sumar, restar y multiplicar sino volver a los augurios, profecías y oráculos sin necesidad de pasar por Delfos. Ahora se puede hacer directamente desde un coche oficial, un restaurante de peripé o un apartamento de lujo.
-Benito ¿Has visto lo que yo he visto?-¿A que se refiere Señora Ministra?-Me refiero aquellos obreros que cruzaban el paso de peatones ¿No te ha parecido que caminaban con un aire más optimista? -Si… puede ser, Señora Ministra-Desde que hemos salido del Ministerio voy mirando a la gente por la calle y la noto como mas alegre… mas relajada. No corras tanto que quiero examinar la expresión de los transeúntes - Lo que usted diga Señora Ministra…- Por lo que voy observando tengo la impresión que entre los ciudadanos de a pie ya se extiende la sensación de mejoría económica -Bueno, pues mucho mejor ¿No? -¡Estoy segura! Estoy tan segura que lo voy a comunicar rápidamente a los medios porque una noticia de esta naturaleza no puede esperar
Y así lo ha hecho. Después unas declaraciones tan convincentes, está claro que la señora Ministra ha dado un giro imprevisto al complejo mundo del análisis económico. Ha hecho añicos la historia de la metódica racional saltándose los asépticos datos del paro o el déficit público y entrando de lleno en el terreno metafísico de las percepciones ambientales. En definitiva, la insigne caballera ha dejado muy claro que para capitanear el Ministerio de Economía ya no hace falta sumar, restar y multiplicar sino volver a los augurios, profecías y oráculos sin necesidad de pasar por Delfos. Ahora se puede hacer directamente desde un coche oficial, un restaurante de peripé o un apartamento de lujo.
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